¿Cómo criar un optimista?

11 marzo, 2019 / Mateusz

Un niño feliz se debe en gran parte a unos padres alegres y felices. Nuestros vástagos observan de cerca los actos de los «adultos» en situaciones estresantes, cómo reaccionamos ante los fracasos, y también recuerdan exactamente cómo son nuestros diálogos con la pareja, los amigos o los desconocidos. Aunque no todos nuestros comportamientos son un modelo a seguir, tranquilos, el optimismo se puede cultivar. Basta con ser consecuentes, persistentes y.… una gran dosis de humor.

Admirar y elogiar

El reconocimiento de los padres es la mejor recompensa para un niño que, gracias a numerosos elogios, construye su autoestima. Gracias a él, el pequeño también aprende a ser amable y educado no sólo por su propio bien (p. ej., para que le compren un juguete nuevo), sino también porque es correcto hacerlo. La admiración de los padres y, por lo tanto, de los adultos es para un niño la máxima recompensa y, lo que es más importante, es un método educativo mucho más eficaz que una chocolatina o un nuevo juego de construcción, sobre todo, por su efecto a largo plazo. Así que, apoye a su hijo en sus esfuerzos y elógielos, no sólo cuando consiga algo. Es muy importante apreciar los esfuerzos y las intenciones, lo que ejemplifica una importante lección vital, que no sólo importa el resultado final, sino también todas las actividades que permiten adquirir conocimientos y experiencia para finalmente alcanzar la meta.

Enseñar a salir del aburrimiento

Cuando estamos cansados tras un duro día de trabajo y el niño viene y repite una y otra vez que «se aburre», es difícil sacar fuerzas de uno mismo, por no hablar de creatividad. Aunque sabemos exactamente lo que sientes, tienes que pensar en el futuro, después de todo, ¿no querrás criar a un niño amargado que no sabe qué hacer consigo mismo ni puede organizar su tiempo? Para evitar errores y criar a un niño adulto feliz, tienes que reaccionar. En primer lugar, no dejes que tu hijo ande aburriéndose todo el tiempo por la casa y quejándose. Si tú mismo lo haces, tienes que cambiar o…. es mejor esconderlo, porque de lo contrario en pocos años verás una copia de tus malos hábitos en un adolescente. En segundo lugar, no puedes decirle a tu hijo que tiene que hacer «algo», porque ese «algo» para él es una «incertidumbre» abstracta e incomprensible. Sugiérele siempre acciones concretas: jugar al teatro, bailar, leer un cuento o jugar con el hula-hop.

Cuida de su desarrollo sensorial

La integración sensorial es un proceso extremadamente importante en el desarrollo del niño, que regula el funcionamiento de su sistema nervioso. Responde sobre todo a la capacidad de sentir, comprender y organizar la información proporcionada por los sentidos desde el entorno y desde el propio organismo. Resumiendo, la integración sensorial le permite segregar, organizar y ensamblar cada uno de los estímulos en funciones cerebrales complejas. Cuando estos procesos están equilibrados, la dimensión motora corporal se adapta fácilmente al entorno, la mente asimila fácilmente la información y el «buen» comportamiento aparece de forma natural. Por lo tanto, es importante cuidar este aspecto del desarrollo de tu pequeño, p. ej., utilizando un edredón sensorial para dormir (tiene un efecto calmante y relajante sobre el sistema nervioso, ya que favorece la secreción de serotonina) o a través de actividades creativas. Puedes, p. ej., organizar actividades de reconocimiento de olores, sabores y sonidos, así como esparcir por el suelo distinto tipos de materiales o texturas, que bajo los pies causarán impresiones y sentimientos completamente diferentes.

Respeta al niño y su opinión

Para criar a un optimista, tienes que enseñarle a tu hijo que su opinión cuenta tanto para su familia como para los demás, incluyendo a los adultos. Por supuesto, es importante establecer unos límites y mantener el sentido común, presentando al niño decisiones a las que pueda hacer frente. Una muy buena opción son las preguntas cerradas: ¿Hoy te tomas el cacao en tu taza roja o en la azul? ¿Qué prefieres hacer primero, dar un paseo o ver los dibujos animados? ¿Prefieres el gorro con el pompón o las orejeras? De esta forma tu hijo puede ver lo importante que es para ti y cuánta influencia tiene en lo que sucede a su alrededor. Si tu hijo no quiere jugar hoy con sus compañeros, respétalo, pero puedes enseñarle las ventajas y desventajas de cada solución. «Puedes quedarte en casa y leemos tu libro favorito, pero si salimos con tus amigos, puede ser que tengan juguetes nuevos o conozcas a alguien». Este tipo de acciones y conversaciones también enseñan la importancia de las relaciones causa-efecto y fortalecen una actitud de «yo puedo, pero no tengo que hacerlo».

¡Suerte!