Si cada uno de nosotros anotase escrupulosamente sus pensamientos actuales, podría suceder que la gran mayoría de ellos se refieran a lo que estaba sucediendo o lo que está a punto de suceder. Resulta que sólo una pequeña parte de nuestra atención se dirige a lo que está ocurriendo ahora, porque pensamos en el futuro de forma casi automática o reflexionamos sobre el pasado, involucrando toda una gama de emociones. Como resultado se nos hace muy difícil recordar detalles de los hechos que tuvieron lugar hace tan sólo una hora.
¿Recuerdas el sabor de tu última comida? ¿Qué condimentos probaste? ¿Cuál fue el más sabroso? ¿Qué escuchaste hoy en la radio de camino al trabajo? Si tienes problemas para recordar estos simples detalles, este artículo es para ti.
Atención plena
Estar aquí y ahora no se trata de olvidar el pasado o de ser imprudente con respecto al futuro. No hay nada de malo en recordar o planificar, pero solo si le damos al presente la misma importancia que a nuestro pasado y nuestro futuro. Solo así restauraremos en nuestro cuerpo la armonía entre lo físico y lo que se crea en nuestros pensamientos y emociones. Estar aquí y ahora, ser consciente de nuestras necesidades actuales, nuestras emociones o los sentimientos que fluyen del cuerpo tiene un efecto positivo en muchas áreas del funcionamiento y la actividad humana. Existen muchos estudios a este respecto. Un ejemplo lo encontramos en las indagaciones de Jon Kabat- Zinn, creador del entrenamiento de mindfulness (la atención plena). Los resultados de sus observaciones indican una clara mejora en la actividad de las personas que padecen, entre otros, estrés excesivo, insomnio, bajo estado de ánimo, tensión emocional, dolor crónico, etc. después de usar la terapia de mindfulness.
Atención dirigida consciente
La incorporación consciente de el estar aquí y ahora es también una valiosa herramienta para debilitar comportamientos y reacciones dañinos que ocurren casi automáticamente. Dirigir nuestra atención permite detenerse antes de tomar una acción irreflexiva y decidir que medidas beneficiosas y apropiadas tomaremos ante determinada situación. ¿Un ejemplo? Lo más familiar o frecuente para cada uno de nosotros probablemente sea buscar una comida dulce o poco saludable cuando estamos enojados, irritables o tristes. Una barra de chocolate o un helado nos brindan una satisfacción inmediata y una especie de alivio en las emociones vividas. Pero cuando comenzamos a observarnos conscientemente a nosotros mismos, con el tiempo aprendemos a captar los primeros signos de nerviosismo inminente (el deseo de comer algo dulce) e inhibir las reacciones destructivas hacia ellos (beber agua y calmarse).
Alimento para el cerebro
Curiosamente, el trabajo sistemático sobre la atención plena y la experiencia de las emociones se traduce con el tiempo en cambios anatómicos del cerebro. En términos simples, si aprende a inhibir los mecanismos de acción-respuesta destructivos, con el tiempo acelerará enormemente su recuperación del factor estresante. También comenzará a notar, basándose en su propia experiencia, que a menudo las reacciones físicas y mentales, y el estrés asociado son inadecuados para la situación. Por ejemplo, una discusión con el jefe, activa mecanismos en el cuerpo y la mente que suelen manifestarse cuando enfrentamos situaciones que ponen en peligro la vida y la salud. Algo completamente incompatible con la amenaza real. Asi la capacidad de estar aquí y ahora permite regular el estado de tensión de acuerdo con el estado real de la situación dada. Por el contrario, ignorar durante muchos años los mensajes de nuestro cuerpo termina siendo muy peligroso; ya que tanto nuestra mente como nuestro cuerpo comienzan a enfermarse.