Cuando el estrés se convierte en una parte permanente de nuestras vidas, y aceptamos su presencia, comienzan a ocurrir cambios más destructivos en el cuerpo. Con el tiempo, esconderse de la carga mental causada por el estrés e ignorar sus signos de advertencia hará que nuestro cuerpo se enferme físicamente.
• ¿Percibe todo en términos de «blanco o negro»?
• ¿Utiliza a menudo las palabras «siempre» y «nunca»?
• En momentos estresantes, ¿imagina los escenarios más sombríos para salvarse de la decepción?
• ¿Piensa mal de sí mismo, de los demás, del futuro o del mundo?
Si responde sí a estas preguntas, es posible que tenga un problema con los efectos de suprimir sus emociones. ¿Todavía no está convencido? ¿Quizás su cuerpo le está dando señales? Estos son los síntomas generales del estrés crónico y sus efectos:
Cuerpo: dolor de cabeza, tensión muscular, dolor de espalda frecuente, fatiga, opresión en el pecho, problemas para dormir, disminución de la libido.
Estado de ánimo: agotamiento frecuente y sensación de impotencia, falta de motivación, vacío emocional, depresión y una sensación de depresión multidimensional.
Comportamiento: comer en exceso o una dieta poco saludable, no comer lo suficiente, retirarse, evitar el contacto con amigos, familiares u otras personas, arrebatos de ira y cambios de humor, sucumbir a la adicción.
¿Qué hay detrás de la ira?
La ira es una de nuestras emociones más complejas. Su complejidad es causada por la interpretación de eventos o sentimientos, en lugar de fallas de carácter o sobrecarga emocional. Las personas que suprimen las emociones con mayor frecuencia describen su condición con enojo, confundiéndola con arrepentimiento, ira, desilusión, miedo o tristeza. Contrariamente a las apariencias, la ira es un sentimiento destinado a terminar con el sufrimiento, no a intensificarlo. También es uno de los sentimientos de advertencia que se supone que nos protege, ya sea con palabras o acciones. Sin embargo, antes y después de la ira, también experimenta otros estados emocionales. El orden es el siguiente:
Irritabilidad: malestar que causa irritación similar a cuando tratamos de deshacernos de un mosquito.
Irritación: comienza cuando se acumula tensión muscular (aumenta con los sentimientos acumulativos). Esta condición, a su vez, puede compararse con alejarse del mosquito para evitar las picaduras y sus consecuencias negativas.
Ira: aquí podemos usar el ejemplo de la avispa, de la que huimos, y finalmente cae en una taza con nuestro té recién hecho. Lo ahuyentamos, queremos guardar el té y la taza, así como a nosotros mismos. Reaccionamos con emociones involuntarias pero bajo el control del ego, ajustando las acciones a la realidad.
Rabia: una condición cuando la avispa cae en nuestro vaso, la otra vuela alrededor de nuestras cabezas y la tercera nos muerde la pantorrilla. La carga de emociones es demasiado grande, comenzamos a perder el control sobre la realidad, entramos en la destructividad.
Furia: ya no piensa en la picadura, el deseo es destruir todo el nido. En este estado, hemos perdido contacto con nosotros mismos y la realidad. Esta emoción tiene una inmensa fuerza destructiva.
Sin embargo, si suprimimos la mayor parte de la energía relacionada con la ira o el miedo, también suprimimos las emociones normales y positivas. La carga emocional aumenta y crece como un globo, hasta que finalmente «penetra» en nuestro cuerpo. La capacidad del cuerpo para almacenar todas las sensaciones negativas es limitada, y cuando coloca un bloqueo frente a él, lo más probable es que el «globo» explote y se produzcan daños físicos y mentales.
¿Siente que este artículo puede estar hablando sobre usted y desea encontrar formas de combatir eficazmente el mecanismo de supresión? ¡Lo invitamos a leer otros artículos en nuestro blog donde hablamos sobre formas de relajar su cuerpo y mente!