Viajar puede ser estresante tanto para el niño como para los padres. Por razones de seguridad, el niño debe colocarse en un asiento con cinturones abrochados, que frecuentemente es el motivo de su incomodidad e insatisfacción. Cuando a la experiencia le agregamos mareos, hambre y aburrimiento, el viaje puede convertirse en una pesadilla para todos. ¿Cómo puede prepararse usted y su hijo para un largo viaje en automóvil? Aquí hay algunos pasos necesarios…
Entendiendo sus necesidades
Comprender las necesidades de los niños es todo un arte y, a veces, a pesar de nuestra experiencia o nuestro gran deseo de entender, simplemente no podemos descifrar las señales de nuestros hijos. Un bebé o niño pequeño no puede expresar la razón de sus lágrimas. Sin embargo, aquí hay algunas causas comunes a su irritación:
- Cinturones de seguridad demasiado apretados
- Náuseas causadas por mareos
- Aburrimiento
- Sobreestimulación
- Fatiga excesiva
- Hambre y/o sed
- Malestar (temperatura en el coche, música demasiado alta).
Ropa
La ropa de su hijo durante el viaje es más importante de lo que piensa. Es crucial quitar las chaquetas y otras prendas de abrigo, como sombreros, guantes y bufandas, incluso si la distancia de viaje es corta. Esto no es solo para evitar el sobrecalentamiento sino también por razones de seguridad. A menudo hay mucho espacio entre la capa de ropa y el cuerpo del niño, que durante un accidente puede evitar que los cinturones de seguridad sujeten al bebé satisfactoriamente. También es importante recordar que el bebé se sienta con cinturones bien ajustados, que desafortunadamente no permite que fluya mucho aire. Como resultado, la temperatura corporal del niño es más cálida que la de un adulto, lo cual debe influir a la hora de seleccionar la temperatura correcta para calentar o enfriar el vehículo. Para un viaje más largo, la ropa cómoda de algodón es perfecta, pero es importante asegurarse de que ninguna parte del atuendo tenga botones, cremalleras u otros elementos en la parte posterior que puedan causar incomodidad.
Manta
Es bueno tener una manta de repuesto en cada automóvil en el que un niño es un pasajero frecuente. Es útil no solo para cubrirse durante el sueño o en invierno, sino también para calmar a un niño cansado e irritado. Una envoltura de este tipo tiene un efecto positivo en proporcionar una sensación de seguridad, que es muy importante en el proceso de inhibición de la producción de cortisol. Si su hijo tiene problemas para quedarse dormido, es útil comprar una manta sensorial especial. Éstas son más pesadas que una manta estándar (su peso debe ser de aproximadamente 10 a 15% de la masa corporal total del niño que la vaya a utilizar) y trabaja con los receptores del cuerpo responsables de enviar información al cerebro, advirtiendo que el niño está en un lugar seguro. Cuando el cerebro recibe esta información, comienza a reducir el nivel de la hormona del estrés y en su lugar produce serotonina, que es la hormona de la felicidad. Como resultado, el niño se tranquiliza, y al cabo de unos días de usar la manta sensorial, se duerme más rápido y su descanso es de mejor calidad.
Paradas frecuentes
Viajar con un niño debe implicar paradas frecuentes, y esto sin duda facilitará el viaje en automóvil juntos. En primer lugar, a nadie le gusta estar en un solo lugar durante muchas horas, por lo que vale la pena hacer una parada cada 2-3 horas. También es bueno elegir lugares de descanso para que el niño pueda cambiar su perspectiva por un momento. Por ejemplo, una parada podría ser por un bosque y otra en un patio de recreo. De esta manera, nuestros hijos evitarán el aburrimiento y se cansarán más rápido, lo que aumentará las posibilidades de quedarse dormidos durante el viaje. Es bueno que un bebé tenga una colchoneta o una manta, donde puede tumbarse fácilmente y mover los brazos y las piernas. Sin embargo, para los niños mayores, es útil tener más actividad física durante los descansos, como un juego familiar al aire libre.