Para nadie es un secreto que criar a los niños pequeños se ve superado por la fatiga, especialmente en las primeras etapas de la vida de un bebé. Los padres a menudo se sienten frustrados, irritables y tienen un fuerte anhelo por un sueño reparador e ininterrumpido. Pero, ¿Qué sucede cuando los padres de niños mayores y adolescentes sufren de trastornos del sueño? ¿Afecta su capacidad de criar felizmente a sus hijos? Resulta que sí.
Sueño controlado
La forma en que el sueño afecta nuestra salud y los mecanismos de comportamiento ha sido objeto de investigación durante muchos años. Los investigadores han profundizado en este tema nuevamente con el enfoque en la efectividad de crianza en padres de niños de entre 11 a 18 años de edad. 234 madres participaron en el ensayo de investigación de la Universidad de Illinois, donde se usaron actígrafos durante 7 noches seguidas, es decir, dispositivos que registraron sus movimientos durante el sueño. La profundidad y la calidad de su descanso se evaluaron en estos hallazgos. En la fase final del experimento, también se tuvieron en cuenta la raza y las condiciones socioeconómicas de cada madre.
Luego, sus hijos (la edad promedio es de 15 años) completaron cuestionarios simples para mostrar cómo perciben los métodos de educación de su madre. La escala comenzaba con ‘muy de acuerdo’ y terminaba con ‘nada de acuerdo’ en los tipos de comportamiento.
Padre sin dormir, niño desatendido
Las conclusiones del estudio son extremadamente interesantes. Resultó que los hijos de madres que dormían bien y no tenían problemas para conciliar el sueño se criaban con mayor frecuencia sin estrés. A su vez, las madres con sueño se irritaban más rápido, no podían enfocar la atención en sus actividades o estaban demasiado cansadas para cumplir con las reglas establecidas previamente. Los factores de raza y situación socioeconómica también afectaron la propensión a utilizar modelos educativos específicos.
Las madres y descendientes afroamericanos de hogares con un estatus económico más bajo, cuya calidad del sueño era alta, tenían menos probabilidades de ser padres permisivos mientras mantenían una dosis saludable de sueño. Del mismo modo, cuando su calidad del sueño disminuyó, la probabilidad de comportamiento permisivo aumentó.
Un padre sano, un niño sano
El estilo de vida de los padres, incluidos sus patrones de sueño, afecta no solo el comportamiento de sus hijos sino también su salud. La última investigación realizada en 200,000 voluntarios y publicada en el Journal of American College of Cardiology mostró que los niños de padres longevos también disfrutan de una vida larga y sus corazones están en muy buenas condiciones.
El estudio se realizó en personas de 55 a 73 años, cuya salud se controló durante 8 años. Después del análisis, los especialistas llegaron a la conclusión de que los participantes del experimento, cuyos padres vivían al menos 80 años, tenían un 20% menos de posibilidades de sufrir enfermedades cardíacas. El estudio comparó la condición de salud del niño con la salud de cada padre individualmente, pero los resultados fueron idénticos, aunque no se acumularon. El estudio mostró que la genética, y por lo tanto la condición de salud de los padres, también afectan la presión arterial, el colesterol, el IMC y la propensión de los niños a fumar. Todos estos factores tienen una gran parte en el aumento del riesgo de desarrollar enfermedades del corazón.
Padre estresado, niño travieso
¿Sabía que el comportamiento de su hijo puede verse influido desde su desarrollo fetal? Si una madre embarazada estaba bajo mucho estrés, su bebé tenía el doble de probabilidades de presentar trastornos de conducta en el futuro en comparación con las madres sin estrés. Estas observaciones fueron hechas por científicos de la Universidad de Ottawa, y los resultados de su investigación fueron publicados en la revista científica Biological Psychiatry.
El punto de partida para el estudio fue la tesis que sugiere que el estrés y la irritabilidad de una madre durante el embarazo tiene un impacto negativo en el desarrollo del niño y los mecanismos de comportamiento futuros. Para investigar este problema, se recopilaron datos de 10,000 madres y niños de Gran Bretaña, desde el embarazo hasta la edad de 16 años. Como resultado, la frecuencia de situaciones estresantes en la vida de las madres influyó en gran medida en el desarrollo de sus hijos a lo largo de sus vidas. Se encontró aproximadamente el doble de TDAH, es decir, síntomas de trastorno por déficit de atención e hiperactividad, así como otros trastornos de conducta.