Aunque el término «trastorno del procesamiento sensorial» puede parecer científico y enigmático, cada uno de nosotros se ha encontrado con ciertas disfunciones cotidianas relacionadas directamente con esta alteración. Las personas con TPS pueden padecer estos trastornos sin saberlo a lo largo de sus vidas, al atribuir sus síntomas a rasgos de carácter o estilo de vida. Resulta que los trastornos de integración sensorial afectan a la mayor parte de nuestro comportamiento diario, y después de un tiempo puede abrumarnos y causar una incomodidad y problemas crecientes en nuestra actividad cotidiana.
Cada uno de nosotros ha encontrado, al menos una vez en la vida, a una persona que se consideraba «introvertida» en la empresa, que evitaba las multitudes y las conversaciones con extraños, que con torpeza constantemente dejaba algo fuera de nuestras manos o que tropezaba con lo que estaba bajo nuestros pies, que incluso parece incapaz de quedarse quieta y concentrarse en una conversación. Tales rasgos de carácter aparentemente normales no siempre son el resultado de predisposiciones o condiciones individuales, y pudieran ser un signo de trastornos sensoriales, es decir, un mal funcionamiento del sistema nervioso.
Sin control emocional
Los trastornos sensoriales en adultos se centran en gran medida en la hiperactividad sensorial, lo que debilita la capacidad de regular y controlar las emociones. De esta manera, nuestras competencias emocionales y sociales se ven disminuidas Y se relacionan con la caída del estado de ánimo, el distanciamiento social (evitando el contacto con los demás), o por el contrario, aumentando la irritación, la agresividad y una impulsividad desproporcionada a la situación.
Ejemplos de estos comportamientos o tendencias serán, por ejemplo:
– Evitar ciertos tejidos o cortes (lana, cuello alto).
– Una gran renuencia a hacer cola o permanecer en lugares concurridos.
– Miedo a viajar en ascensor o avión.
– Cinetosis.
– Sensibilidad a algunos sonidos o sonidos de fondo, sensibilidad al ruido.
– Problemas para mantener el equilibrio y controlar los movimientos.
– Problemas con el funcionamiento de máquinas o dispositivos electrónicos (o renuencia a realizar tales tareas).
– Baja autoestima, percepción de uno mismo negativa.
– Falta de atención a la dieta y los hábitos alimentarios.
Las investigaciones muestran que la falta de capacidad para interpretar correctamente la información sensorial del entorno, genera problemas para realizar actividades rutinarias o diarias, organizar el tiempo libre o crear relaciones. Estos trastornos también afectan al ámbito profesional, familiar y emocional, provocando un deterioro del bienestar mental, y aumentando considerablemente el estrés y la ansiedad.
¿Cómo recuperar el control?
Un adulto, que conoce sus capacidades y limitaciones, puede evitar conscientemente situaciones que traen consigo estímulos particularmente desagradables para él o desorganizan su comportamiento. Tanto los niños como los adultos deben utilizar métodos de silencio, meditación o ejercicios sensoriales, mediante los cuales recuperar el control de las emociones. Este buen hábito se hará cada vez más fácil y con el tiempo más efectivo.
El uso de la terapia clásica y la terapia sensorial son muy valiosos. Del mismo modo valerse de una manta con peso, resulta muy eficaz. En un principio, la manta sensorial, es decir, la manta ponderada, era una herramienta utilizada en los trastornos infantiles como el TDAH, el TDA, el autismo, el síndrome de Asperger, el síndrome de Down o los trastornos de ansiedad. Hoy en día, también se utilizan con éxito en la lucha contra el insomnio, los efectos del estrés crónico o la fatiga, en trastornos del sueño, ansiedad y trastornos neuróticos, problemas de concentración o control de las emociones. Es más, su eficacia está confirmada tanto en el caso de niños como de adultos, pero debido a las diversas fabricaciones de los edredones o mantas ponderadas, cada usuario debe disponer de un ejemplar adaptado a sus condiciones físicas (el peso del inserto del edredón se ajusta al peso y altura del usuario).