Atareados y llenos de trabajo rara vez nos ponemos a pensar cuan arraigado está nuestro estrés y tensión. Sin embargo, nuestros malestares o un deterioro en la salud muchas veces tienen que ver no solamente con los problemas que enfrentamos a diario, sino con una excesiva exposición a los estímulos que dejan huellas en nuestra mente y cuerpo. A lo mejor nunca lo has tomado en cuenta, pero el sistema nervioso de cada persona tiene sus límites.
Si quieres evitar la sobreestimulación de tu sistema nervioso, deberías introducir pequeños cambios a tu rutina diaria y a tus hábitos. Para empezar, basta con tomar la decisión de funcionar de manera más consciente y querer observar más de cerca los límites de tu propio sistema nervioso. Recuerda que con el tiempo este límite va a ir cambiando y moviéndose, y tu cuerpo empezará a descansar de manera más efectiva.
El ruido
Si piensas que el ruido no es más que unos sonidos fuertes – estás muy equivocado. Lo que constituye el ruido son también todos estos sonidos suaves que molestan tanto. Evalúa por ti mismo con que sonidos te sientes cómodo y cuales son los que te hacen irritar y que te desconcentran. A lo mejor el ruido de una lavadora en marcha no te molesta en absoluto, pero no soportas el murmullo de una radio mal sintonizada. Puede que no lo parezca, pero el estar consciente de qué ruido te molesta y qué no, es muy importante para eliminar los estímulos negativos. Tal vez, al observar tus reacciones a diferentes tipos de sonidos, te darás cuenta que para trabajar de manera más efectiva necesitas unos audífonos que bloquean el ruido, o que cierto tipo de música te ayuda a concentrarte. ¿Quizás descubrirás que al escuchar las noticias en la radio en tu camino a la oficina empiezas el día estresado y tenso, pero un poco de jazz o de música clásica en el auto te deja más relajado? Procura escuchar los sonidos de la naturaleza todos los días, sobre todo en vivo. Dedica unos minutos a escuchar los sonidos de los árboles, el canto de los pájaros o el silbido del viento.
La luz
Cada organismo posee su propio e individual ritmo circadiano definido principalmente por la luz. Aún en el vientre de su madre, ¡un feto es capaz de distinguir el día de la noche en base de cuanta luz penetra el útero! Más adelante, la luz influye nuestro bienestar: si nuestro organismo no recibe suficiente luz de ciertas características, nos sentimos cansados y desanimados. Pensando en eso, intenta – sobre todo en el otoño y el invierno – exponerte a la luz natural lo más que puedas y observa como influye en tu ánimo. Si puedes, coloca tu escritorio cerca de una ventana. Aprovecha tus días libres para pasar tiempo afuera, respirar el aire fresco y dejar que tu piel absorba la luz del sol. Evita la luz parpadeante e intermitente. Adicionalmente, trata de reducir la cantidad de la luz azul proveniente de las pantallas electrónicas, sobre todo antes de dormir. Este tipo de luz bloquea la secreción de melatonina y no te permite descansar bien.
La temperatura y el tacto
Otro aspecto que influye en nuestro bienestar y ayuda a frenar comportamientos negativos es el confort térmico. Por esta razón no deberíamos permanecer en los espacios demasiado fríos o demasiado calurosos, donde podemos resfriarnos o sobrecalentarnos y en consecuencia debilitar a nuestro organismo. Otro tema importante es la adecuada estimulación de nuestro sentido del tacto, que puede resultar francamente milagrosa para tranquilizar el sistema nervioso y para nuestro descanso. Asegúrate de vestir ropa que no te molesta, hecha de un material agradable al tacto, sin etiqueta que “pica” y que no te limita los movimientos. En momentos de mucho estrés intenta tapar tu cuerpo usando por ejemplo una manta con peso, que tiene propiedades sensoriales calmantes. Este tipo de manta es frecuentemente usado en terapias de insomnio o para frenar la secreción excesiva de la hormona de estrés. También puedes considerar cambiar tu plumón por uno sensorial, que gracias a una delicada estimulación de los receptores en la piel, tiene un efecto calmante y tranquilízate para el sistema nervioso.